miércoles, 21 de diciembre de 2011

Sin tramoya


Se borraron los rostros ante el retrato del aprendiz, la paradoja se arrulla en su contorno y la cera de la abeja se ha pegado en la lente de mi anteojo.
¡OH Zenón de Elea!, el de los pies ligeros quedó en Troya y yo, con la retórica agridulce, modelo la arena entre la médula.
Sergio Astorga

tita/papel

2 comentarios:

Alicia Uriarte dijo...

No tenía ni idea de que a Zenón de Elea se le ha considerado el primero en utilizar la demostración llamada reducción al absurdo, que toma por hipótesis a lo que se considera cierto y que sus razonamientos son el testimonio más antiguo del pensamiento infinitesimal. Vamos casi precursor de las teorías científicas de Newton que yo explico al alumnado.

Sergio, tendrás que perdonarme, esta vez del texto me ha llamado la atención el personaje y sus paradojas.

Un abrazo prenavideño.

Sergio Astorga dijo...

Alicia, que entraste en la esférica de la paradoja. Tus deducciones son, por supuesto más científica que la que este abarrotero pueda tener.
La paradoja en su conjunto tiene la atracción y repulsión de los absurdos.
Caminemos por la arena para sentir que estuvo la mar antes de pisarla.

Abrazos demostrativos.
Sergio Astorga